Las recompras de acciones, conocidas en inglés como buybacks, son una estrategia financiera ampliamente utilizada por muchas empresas. Su objetivo es reducir el número de acciones disponibles al público, incrementar el control por parte de la propia compañía y ayudar a mejorar sus ratios financieros.
Durante estos últimos años, académicos y políticos por igual han criticado públicamente las recompras de acciones. El principal argumento es que dichas recompras enriquecen a los grandes accionistas, generalmente grandes fortunas. Y que esto ocurre a costa de una menor inversión en los trabajadores y en infraestructura y, de forma más indirecta, penalizando el desarrollo económico general.
¿Qué son las recompras de acciones (buybacks)?
Los buybacks ocurren cuando una compañía usa parte del efectivo que tiene en caja para recomprar sus propias acciones. Estas recompras suponen que ese dinero no se dirige hacia otras alternativas. Por ejemplo, la empresa puede invertir en crecimiento, realizar adquisiciones, repartir dividendos a sus accionistas o reducir su deuda.
Cada vez es mayor el número de empresas y el capital que éstas invierten en recompras de acciones. Sin embargo, 2020 fue un año distinto. Debido a la necesidad de la mayoría de compañías por asegurar su estabilidad, los buybacks se redujeron en un 30%.
Las empresas tecnológicas, lideradas por Apple (AAPL), Microsoft (MSFT) y Oracle (ORCL), han sido las más activas recomprando acciones recientemente. Aunque otras más tradicionales como Berkshire Hathaway (BRK) también se han unido. Hace una década, Exxon Mobil (XOM) era la reina de los buybacks.
En el entorno actual de tipos de interés casi nulos, muchas empresas han preferido incrementar su deuda, cuyo pago de intereses puede ser desgravable. El efectivo obtenido se canaliza a recomprar sus acciones, cuyos dividendos pueden ser más costosos.
Argumentos en contra de las recompras de acciones
Las principales críticas a las recompras de acciones acusan a las empresas de no aprovechar su efectivo para dedicarlo a innovación o mejorar el salario de los trabajadores. Además, aseguran que los ejecutivos de las empresas son los primeros interesados en destinar el dinero a buybacks. Estas recompras ayudan a incrementar el precio de las acciones y, a fin de año, esto se refleja en los bonus que reciben. Cada vez más, la mayor parte de la compensación de los ejecutivos de las empresas llega en forma de acciones o derivados de éstas.

Las críticas más duras contra las recompras de acciones comenzaron en 2014, lideradas por William Lazonick, profesor emérito de la Universidad de Massachusetts Lowell. Su artículo Profits without prosperity, publicado en la Harvard Business Review, inició una serie de ataques desde el mundo académico que luego continuarían multitud de políticos progresistas.
Según el análisis de Lazonick, las compañías del S&P 500 que salieron a bolsa entre 2003 y 2012 habían gastado una cantidad equivalente al 54% de sus beneficios en programas de recompra de acciones y el 37% en reparto de dividendos. Esto, afirma Lazonick, deja muy poco para invertir en capacidad productiva o mayores salarios para sus empleados.
El artículo también sugiere que los buybacks han disparado los bonus de los CEOs mientras éstos cerraban fábricas en Estados Unidos y «millones de trabajadores» perdían sus empleos por la deslocalización. El 49% de las grandes empresas vinculan la compensación de sus ejecutivos a las ganancias por acción (EPS). Este ratio aumenta al reducirse el número de acciones en circulación.
Argumentos a favor de las recompras de acciones
Existe un consenso generalizado en que las recompras de acciones ayudan al incremento del precio de la acción. Aunque no sobre cuánto lo hace.
Para las empresas, poder controlar cuándo y cuánto invierten en buybacks es una forma de mejorar sus ratios financieros. Y, además, de continuar repartiendo dividendos. Un recorte de éstos sí que dañaría de manera significativa el precio de la acción.
Para algunos analistas, las recompras de acciones no son nada más que dividendos presentados de manera diferente. Es una forma de mover cash flow positivo hacia los inversores. Éstos luego pueden vender parte de sus acciones a un precio mayor y reinvertir el capital en otras empresas.
Opiniones políticas sobre las recompras de acciones
Las mayores críticas a los buybacks provienen del sector más progresista del Partido Demócrata. Bernie Sanders ha pedido en varias ocasiones que las compañías deban atender las demandas de salarios y beneficios de sus empleados antes de poder realizar recompras de acciones.
Elizabeth Warren también apoyó el establecer límites en los programas de recompras durante la última campaña electoral. Otros senadores pretenden aprobar una medida para que los bonus de los empleados se vinculen a los buybacks y dividendos de la empresa.
Algunos miembros del Partido Republicano también han criticado, aunque más suavemente, las recompras de acciones. Marco Rubio, por ejemplo, ha pedido en varias ocasiones que las acciones vendidas durante las recompras se graven al mismo tipo que los dividendos.
Con los Demócratas ocupando la Casa Blanca y las dos cámaras del Congreso, no hay duda de que se volverá a hablar sobre establecer límites a las recompras de acciones. Durante su campaña electoral, Joe Biden también criticó los buybacks. Sin embargo, cualquier medida real contra ellos está todavía lejos de hacerse realidad.