¿Fracking sí o fracking no? El caso de Estados Unidos

Fracking ¿Bueno o malo?
Fracking ¿Bueno o malo?

Estados Unidos es el mayor productor de petróleo del mundo. La industria del país bombea 12 millones de barriles al día. De ellos, cerca de 8 millones provienen del fracking, lo que supone entre un 8% y un 10% del suministro global de petróleo.

Cantidad de crudo y gas natural procedente del fracking (2010-2019)
Cantidad de crudo y gas natural procedente del fracking en Estados Unidos (en millones de barriles al día).
The Wall Street Journal

Algunos de los principales candidatos Demócratas a las elecciones de 2020, entre ellos Elizabeth Warren, Bernie Sanders y Kamala Harris, proponen una prohibición total del fracking. Otros candidatos son algo más cautos, pero todos coinciden con activistas medioambientales en que hay que ponerle freno.

Gracias al fracking, Estados Unidos ha disparado su producción de petróleo, superando a Rusia y Arabia Saudí en pocos años. Ha creado trabajo y riqueza en partes olvidadas del país. Y además, ha reducido sus emisiones de gases de efecto invernadero.

Producción de crudo a nivel global
U.S. Energy Information Administration (EIA)

Pero también es cierto que la inyección hidráulica del fracking ha causado un incremento de los terremotos. Y artículos científicos muestran un empeoramiento de la calidad del aire y los acuíferos cercanos a pozos de extracción.

Prohibir el fracking en Estados Unidos, ¿sí o no?

Kassie Siegel es la directora del Climate Law Institute del Centro para la Diversidad Biológica.

Sam Ori es el director ejecutivo del Energy Policy Institute de la Universidad de Chicago.

La posición de ambos respecto al uso de combustibles fósiles es diametralmente opuesta. Recientemente, The Wall Street Journal les preguntaba sobre la posibilidad de una prohibición total del fracking en Estados Unidos.

Siegel afirma que es imprescindible implementar una política pro-medioambiente, ya que los efectos económicos del cambio climático son devastadores. Alega que la evidencia científica demuestra que el fracking es un método de extracción «ultrapeligroso» que contamina el aire que respiramos y el agua que bebemos. «El fracking debería ser prohibido».

Por su parte, Ori pide analizar el impacto económico tan positivo que ha tenido el fracking en Estados Unidos y en todo el mundo durante los últimos años. Asegura que tras una posible prohibición, la producción de petróleo se desplomaría y su precio llegaría a los tres dígitos, lo que podría causar una crisis global.

¿Cuáles serían las repercusiones inmediatas de una prohibición del fracking?

SIEGEL: Cualquier repercusión económica se podría amortizar fácilmente si las empresas petrolíferas pagasen lo que les corresponde y nos desprendemos de la presión de sus lobbies.

La mayoría de compañías relacionadas con combustibles fósiles han ocultado durante años el coste real y las consecuencias medioambientales de sus negocios. Estos contaminadores nunca han pagado por el daño que causan a la salud, al medioambiente y a la economía nacional a largo plazo.

La transición a una economía de energías renovables y limpias tiene un futuro brillante.

ORI: A corto plazo, no hay duda de que sería doloroso. Los consumidores verían dispararse las facturas del gas y otros combustibles. La crisis económica se extendería por todas las comunidades donde el fracking es central para su supervivencia.

China, India y otros países en vías de desarrollo tienen que fomentar las energías limpias para reducir sus emisiones. Este proceso sería imposible con el incremento de precio que sufriría el petróleo tras una prohibición en Estados Unidos.

¿Cuáles sería el impacto económico de prohibir el fracking?

SIEGEL: El gobierno debería dar apoyo a los estados y comunidades donde la transición del fracking a energías limpias sea más costosa.

Pero, ¿no nos deberíamos estar preguntando cómo piensa la industria del fracking ayudar a sus trabajadores? Ninguna empresa de combustibles fósiles que ha dicho importarle sus trabajadores ha mostrado un compromiso económico real con ellos.

No necesitamos elegir entre la prohibición del fracking o un impuesto al carbón. No hay una solución sencilla para problemas complejos. Necesitamos urgentemente una serie de medidas pro-clima bien diseñadas. El impuesto al carbón puede ser una parte de ellas, pero no si viene asociado a garantizar inmunidad a las grandes empresas de combustibles fósiles, como algunas de ellas exigen.

ORI: El incremento de los salarios, empleo e ingresos federales asociados al fracking desaparecerían.

La pregunta es: ¿los beneficios a largo plazo de prohibir el fracking superan el dramático coste que la prohibición causaría a corto plazo?

Es cierto que el coste del impacto climático está creciendo. Debemos actuar. Pero creo que el fracking podría formar parte de la solución.

Por ejemplo, el gas natural que se extrae del fracking ha ayudado a reducir el consumo de carbón. Y esto ha tenido efectos beneficiosos al reducir la emisión de gases contaminantes y potenciar la economía estadounidense.

SIEGEL: La realidad es que si no queremos seguir incrementando la temperatura del planeta, no podemos seguir consumiendo combustibles fósiles a este ritmo.

ORI: Creo que es importante ser transparente y claro sobre los impactos potenciales. Implementar una prohibición completa al fracking sería dramático y causaría una caída pronunciada de la producción.

Si el objetivo es hacer algo más manejable, entonces medidas como el impuesto al carbón serían mucho más efectivas.

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