Muerte repentina de un CEO: ¿cómo reacciona el mercado?

Muerte repentina de un CEO, reacción del mercado

El puesto de director ejecutivo en una empresa es más relevante hoy en día que hace unos años. O al menos esa es la percepción que tienen los inversores. Así lo sugiere un estudio que analiza cómo reacciona el precio de las acciones tras la muerte repentina de un CEO.

Movimiento positivo y negativo promedio en el precio de la acción durante los tres días posteriores al fallecimiento repentino de su CEO

En principio, pensaríamos que la inesperada pérdida del director ejecutivo es una mala noticia para el porvenir de la empresa. Y así lo refleja el precio de la acción en la mayoría de los casos. Sin embargo, alrededor de un 40% de las veces que un CEO fallece repentinamente, las acciones de la empresa experimentan ganancias importantes.

Percepción de los accionistas: Reacción del mercado tras la muerte repentina de un CEO

En un artículo publicado en Strategic Management Journal, investigadores de las universidades de Georgia y Notre Dame (Indiana), analizan el impacto de la muerte inesperada de 240 CEOs entre 1950 y 2009.

Reacción de la acción ante la muerte repentina de un CEO
Valor absoluto promedio de Cumulative Abnormal Returns (CAR) durante los tres días siguientes a la muerte repentina de un CEO (Quigley, Crossland y Campbell. Strategic Management Journal, 2016)

Los autores observan que la intensidad de la respuesta de los inversores tras el fallecimiento inesperado del director ejecutivo ha ido aumentando durante las últimas décadas. Es decir, el movimiento de la acción en los días posteriores al fallecimiento es cada vez mayor.

El estudio se plantea si este incremento es simplemente un reflejo de que los inversores, en general, responden ahora de manera más fuerte a cualquier evento inesperado. Sin embargo, la volatilidad ante este tipo de noticias no ha crecido de manera significativa durante el periodo analizado.

«Nuestros resultados indican que los accionistas actúan de una manera consistente con la creencia de que los CEOs tienen cada vez más influencia dentro de las empresas», señalan los autores.

Para explicar las reacciones positivas al fallecimiento del director ejecutivo, el estudio no tiene una respuesta clara. Sin embargo apunta a ciertas hipótesis.

Por un lado, la muerte repentina de un CEO que destruye valor para los accionistas sería vista como algo positivo para la compañía. De manera similar, los inversores no verían como algo terriblemente negativo el fallecimiento de aquellos CEOs que tienen establecido un plan de sucesión.

Por el contrario, la muerte repentina de un CEO joven o que no ha tenido el tiempo suficiente para designar un plan estratégico de sucesión, tiende a costar caro a la empresa.

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